lunes, 8 de febrero de 2016

Antorchas y horcas

A día de hoy, la mayoría de los que nos movemos por este mundillo de figuras, wargames, juegos de mesa y de rol, y muchos otros que no, conocemos las palabras crowfunding, kickstarter, o micromecenazgo. Son esos proyectos de personas y empresas, pequeñas o no, en los que piden una financiación colectiva para sacar adelante una idea, un sueño, una ilusión, o empezar una empresa. Por lo general, a cambio del aporte de los interesados, les ofrecen a estos una serie de recompensas a modo de agradecimiento. Hasta aquí todo bien. Antes te ibas al banco a pedir un préstamo (con unos intereses y condiciones draconianos; ya se sabe, la banca gana siempre), y ahora se lo pides a la gente que se mueve por internet (a cambio de un "detallito", según el caso).Luego está la cuestión de para qué se pide el dinero. He visto de todo: grupos que piden dinero para poder grabar un disco, familias que piden dinero para la operación de algún ser querido, caraduras que piden dinero para comprarse una consola (que sigue siendo legítimo, pero machote, ahorra un poquito que son caras, pero si te quedas sin salir un par de meses seguro que siguen vendiendo la consola que acaba de salir un mes antes), y el otro día escuché por la radio de una pareja que creó un crowfunding para financiarse la boda (y salió en la radio porque le han hecho boicot a la pareja, con insultos siendo lo más flojito; que es un crowfunding, que ponga el dinero el que quiera). En mi caso, y aunque sea egoísta, por y para mi ocio y solaz, yo sólo he participado en crowfundings de corte lúdico... vamos, en campañas que tenían como recompensas juegos y/o figuras.
En total, hasta ahora, han sido 15 campañas. La primera fue la de las leyendas de Freebooter's Fate, en la que sólo pedí una figura (arrepentido estoy de no haber pedido el lote completo, pero ya no se puede hacer nada). La campaña fue como la seda y las recompensas llegaron dentro del plazo (creo recordar). En general he tenido bastante suerte con las campañas.
Por regla general, cualquier campaña de crowfunding se retrasa. En ocasiones los creadores de la campaña dan fechas estimadas demasiado optimistas, o directamente ilusorias; en otros casos se encuentran con problemas (como lo que ha tardado MIKH en completar a Hroka para Arena Rex, que de hecho acabó la semana pasada) y tienen que ir cambiando fechas; en las menos, son unos estafadores que se han embolsado el dinero y quieren desaparecer (hay un par de casos juzgados en los Estados Unidos por esto). Y cuando empiezan los retrasos, los mecenas, fundadores, financiadores, primos o como se los quiera llamar, sacan a relucir la mala baba y las antorchas y las horcas.
El último caso de turba furibunda (y que me toca de cerca, porque soy mecenas) es el del juego Conan. La campaña de Monolith Games sufre un nuevo retraso por el Año Nuevo chino. A mí, en lo personal, me da igual. Tengo suficientes figuras y juegos con los que entretenerme hasta que lleguen a mis manos el bárbaro y sus compañeros. Pero si se miran los últimos 300 comentarios o así de la campaña (el que sepa inglés y tenga interés, tiene un rato para entretenerse), la gente está echando espumarajos por la boca. Se ven muchos comentarios del tipo "me habéis decepcionado", otros intentando demostrar lo poco de fiar y lo mentirosos que son los de Monolith, algunos intentando calmar las agitadas aguas, y, los menos, los que se rasgan las vestiduras o afirman directamente que los de la empresa son unos chorizos que se han largado con el dinero a una isla paradisíaca. Y todo porque han dicho que el juego probablemente se retrase hasta junio (de una última fecha prevista en marzo).
Monolith Games no ha llevado precisamente una campaña de oscurantismo y silencio. Han hecho actualizaciones regulares, casi una por semana. Cuando han tenido problemas han sido abiertos y claros (como cuando Amazon les retuvo el montante de lo recaudado durante más de un mes), aunque no siempre inmediatos (comprensiblemente, puesto que una empresa tiene que saber cómo dar las noticias a sus clientes/mecenas). Han estado todo el tiempo enseñando material (principalmente miniaturas, aunque el juego incluye cartas, mapas, contadores...). Y aún así hay gente afilando horcas y hachas. Todavía no ha dicho nadie de tomar medidas legales contra ellos, pero tiempo al tiempo.
Todo esto, que ha sucedido en los dos últimos días, me llevó a pensar en otra de mis financiaciones, posiblemente la más famosa/infame de España: HeroQuest 25 (¿27?) aniversario.
Quitando las polémicas sobre el nombre (en las que no pienso entrar en este blog), la campaña ha sido muy... de política española. El equipo de HeroQuest ha llevado una campaña totalmente opuesta al equipo de Monolith. Gamezone no ha hecho actualizaciones durante meses, no ha enseñado prácticamente nada (y hablo de los creadores, no de la "publicidad colateral" por parte de F&D y otros youtubers), han tomado decisiones de cambios sin siquiera consultar a los mecenas, o al menos comentárselo (por ejemplo, poner partes de metal a algunas figuras. La versión oficial es que esas partes eran muy frágiles o delgadas. Pero en una de las últimas actualizaciones dejaron caer que más adelante se venderían las partes en resina para el que las quisiera... Con la torre de dados que vendría con la pantalla tres cuartos de lo mismo: no se incluye, pero se venderá aparte). En fin, decisiones que desde el punto de vista de los que han puesto dinero son como mínimo dudosas y exasperantes. El HeroQuest no debería ser un juego con DLCs. Pero eso es otro tema.
Comparativamente, la campaña de mecenazgo de Monolith está a años luz (comunicativamente al menos) de la de Gamezone (los del HeroQuest, por si alguien se ha perdido), pero en el momento en el que se han retrasado más de seis meses, la reacción de los mecenas ha sido la misma. Yo soy de los que piensan que la comunicación debería ser algo esencial, sobre todo con gente que ha aportado su dinero para que tu proyecto salga adelante. Puede que sean un puñado de desconocidos y que después de conseguir su recompensa no sepas más de ellos, pero hasta entonces existe una relación entre ambos. Y, de golpe y porrazo me encuentro que no, que da igual los esfuerzos que hagas, contando hasta cuántos descansos para ir al baño tienen los trabajadores, que si no tienen su recompensa a la voz de "ya", sacan las mismas antorchas y horcas que si no les dices nada.
Y entonces me surge la duda: ¿es tan mala la política de comunicación de Gamezone como parece? ¿Sirve de algo enseñar todo lo que haces y contar los problemas que van surgiendo?
Probablemente seguiría con esta entrada ad infinitum, pero creo que ya es suficiente. ¿Qué opináis vosotros? ¿Mejor comunicar mucho o poco? ¿Somos, en general, unos niñatos impacientes que berrean cuando no tienen su juguete nuevo al momento? ¿La ira y el miedo aplastan a la empatía y la comprensión? (Venga, esta última la respondo yo: Sí, sin duda; es una cuestión de supervivencia. Pero, ¿y cuándo no es una cuestión vital, como en un crowfunding de un juego?)

PD: Añado esta postdata para hacer una corrección - En la última actualización sobre HQ25A (vamos a llamarlo así aunque vayamos ya por el 27A) han aclarado que en la caja del juego vendrán tanto las piezas metálicas como las de resina. Me parece un gesto cojonudo. Y como me equivoqué, lo admito y lo corrijo. Ahí queda (haré también una mini-entrada para el que ya haya visto esta y no llegue hasta aquí).

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